La situación actual no solo ha creado temor e incertidumbre en los ciudadanos y empresarios de todo el mundo, sino que ha puesto en jaque a la gran mayoría de mercados. Con excepción de muy pocas compañías que han logrado mantener sus operaciones, las empresas se han visto en la obligación de estudiar, analizar y rediseñar sus modelos de negocio.
No cabe duda de que quienes están a la cabeza de las grandes y pequeñas organizaciones de los diferentes sectores, juntas directivas, comites ejecutivos y miembros gerenciales, se encuentran en momentos cruciales para definir el futuro de éstas.
Quizá, por el momento no sea posible encontrar una solución definitiva que ayude a mantener los negocios en pie con las condiciones pasadas, pero una de las acciones que necesariamente se debe llevar acabo, y que influirá fuertemente es simplemente el hecho de realizar una adecuada definición estratégica y de gestión de los capitales tangibles e intangibles que posee cada una de las empresas.
SER OPTIMISTA NO ES UNA SOLUCIÓN
Está claro que es allí, en estos capitales, donde se encuentra el valor de cada una de las compañías. Esperar a que la situación mejore no da respuesta a la crisis. Por eso, es responsabilidad de sus directivos tomar protagonismo en esto y deben poner todo su esfuerzo y compromiso con la prospección corporativa. No solo para permanecer activos en el mercado, sino para asegurar una permanencia competitiva a corto, mediano y largo plazo.
IDENTIFIQUE SUS CAPITALES
Cada uno de estos capitales marcará una diferencia trascendental en el manejo de la crisis, tanto aquellas que se pueden medir por un valor monetario como las que no. Los activos, la infraestructura, la maquinaria y equipos que conformen la empresa son el capital físico. El capital financiero corresponde al flujo de caja, el endeudamiento equilibrado, la utilidad de la empresa y todo aquello que represente gastos y ganancias.
El capital estructural aporta de gran manera, ya que corresponde a todo aquello que contribuye, en gran medida, a la adaptabilidad del negocio. Éste está conformado por la tecnología que se tiene a disposición de los procesos de negocio y de producción, la propiedad intelectual y la innovación de todos estos.
Suelen ser los capitales tangibles los que generalmente tienen mucho más identificadas y claras las compañías, ya que pueden ser calculados por costo de inversión o por rentabilidad. Junto con estos, hay otros tres capitales que de igual manera son de gran importancia: el reputacional, el relacional y el humano. Estos son capitales intangibles y, en la mayoría de los casos, son los que aportan el valor diferencial a cada uno de los negocios. Pues si bien dentro de un mismo negocio es posible que más de una empresa posea el mismo software, las mismas capacidades de producción o la misma maquinaria, no es posible que dos compañías cuenten con el mismo capital intangible.
El capital reputacional es único en cada uno de los negocios, y corresponde a la percepción que tienen sus stakeholders o personas interesadas en su producto o servicio a ofrecer. Al igual que el valor de la marca o la generación de valor, la reputación compartida, interna y externamente, permite entregar una visión de la esencia de la compañía, por lo tanto, no puede ser imitado ni repetido.
El capital relacional, por su parte, es aquel que ha tomado tiempo construir y no se limita solamente a las “relaciones personales” que han formado parte del desarrollo de la organización, la cercanía del mercado, la lealtad de los clientes y la satisfacción de estos. Éste, sin restarle interés a ninguno de los otros, contribuye de gran forma, ya que es el que nos permite ubicarnos en los primeros lugares en el momento en el que los consumidores deseen obtener el producto o servicio que ofrecemos, ser el primero en el que piensen los consumidores, el que más les gusta, el más fácil de conseguir y el más accesible de acuerdo con su capacidad económica.
Finalmente, y, quizá el que puede hacer la mayor diferencia dentro de esta crisis es el Capital Humano. Aunque conocido por las empresas desde siempre como una gestión transaccional, es en la actualidad donde se le está dando la mayor importancia como apalancador de las compañías, con una nueva conciencia estratégica. En este capital se busca hacer de las actitudes, convicciones, habilidades, capacidades y competencias únicas de cada persona, un potente factor diferencial.
Pues, si bien antes primaban, maquinarias, equipos y otros activos operacionales, hoy se ha entendido que incluso la más alta tecnología se queda corta sin un efectivo talento humano, que esté en capacidad de potenciar, pero sobre todo innovar en su implementación.
Se invierte en capital humano porque es éste el que tiene la capacidad de volcer real cualquier estrategia que le permiten al negocio trascender y renovarse, el mismo que genera cambios y transformaciones hacía su destino corporativo.
QUE HACER CON ESTOS CAPITALES
Esta emergencia económica ha sido quizá, la más fuerte y la que más rápido ha generado incalculables cambios, tanto en la forma en la que nos relacionamos, como en la que desarrollamos todos los negocios en la sociedad. No quiere decir que sea esta la única a la que nos enfrentaremos. Ya sea más pronto o tarde, llegarán nuevas situaciones, quizá de otro tipo, quizá más o menos graves, pero no hay forma de anticiparse a lo que no se sabe que viene. Entonces, ¿cómo prepararse?
La respuesta es más sencilla de lo que parece. Blindar y proteger los capitales abre una enorme brecha entre el éxito y el fracaso. La gestión de estos capitales es la que hace la diferencia real, no solo para mantener la dinámica y crecimiento empresarial y de los mercados, sino para permitirles proyección hacía nuevos escenarios.
Las compañías y organizaciones que quieran genuinamente ser referentes y líderes en sus mercados en el futuro, deberán emprender el reto de ser gestores de sus capitales y ser incansables en su desarrollo y madurez estratégica.
Nuestro interés en Prominence Partners es convertirnos en aliados estratégicos de las compañías que toman esta posición y decisión, para acompañarlos hacia modelos de negocios consolidados, competitivos, innovadores, rentables y sostenibles.